Cuentan que una persona rica y perversa, quiso hacer sufrir a otra, que aunque era pobre, llevaba una existencia serena y ecuánime. Sin embargo eso le producía inquietud y envidia al rico perverso.
En una ocasión en la cual el pobre cumplía años, el rico mandó a preparar una bandeja llena de basura y desperdicios, cubierta con un lienzo. Y ordenó que se la entregaran al pobre, en presencia de todos los que habían asistido a felicitarlo en su casa.
En una ocasión en la cual el pobre cumplía años, el rico mandó a preparar una bandeja llena de basura y desperdicios, cubierta con un lienzo. Y ordenó que se la entregaran al pobre, en presencia de todos los que habían asistido a felicitarlo en su casa.
El agasajado recibió el regalo y lo agradeció, pero pidió al portador que esperase un instante ya que deseaba retribuir la gentileza. Así que él tiró la basura, lavó la bandeja y la cubrió de unas lindas flores. Luego la tapó con un lienzo inmaculadamente blanco. Entonces se lo entregó al portador con un papel doblado que decía:”Cada uno da lo que posee”. Gracias