Era un hombre impresionante. Cuando el alma es hermosa, surge una belleza que
no es de este mundo… Alejandro no podía creer la belleza y la gracia que tenía
aquel hombre y le dijo:
-Señor -jamás había llamado `Señor` a nadie en su vida-, señor me ha impresionado mucho su persona, además he oído hablar de su gran sabiduría. Me gustaría hacer algo por usted, ¿Qué podría hacer yo por usted?
– Muévete un poco hacia un lado, pues me estás tapando el sol, esto es todo, no necesito nada más – dijo Diógenes.
-Si tengo una nueva oportunidad de volver a la tierra, le pediré a Dios que me convierta en Alejandro de nuevo y si esto no es posible, que me convierta en Diógenes – dijo Alejandro
Diógenes se rió y dijo:
-¿Quién te impide serlo ahora mismo? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos, ¿a dónde van? ¿Para qué?.
-Voy a la India a conquistar el mundo entero -dijo Alejandro.
-¿Y después que vas a hacer? -preguntó Diógenes.
-Después voy a descansar.
-Estás loco.
Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo que necesidad
hay de hacerlo. Si al final quieres descansar, ¿por qué no lo haces ahora? Y te
digo más si no descansas ahora nunca lo harás. Morirás.Todo el mundo se muere
en el camino, en medio del viaje.
Alejandro se lo agradeció y le dijo que le recordaría, pero que ahora no podía detenerse. Alejandro cumplió su destino de conquistador pero no le dio tiempo de descansar antes de morir.