En el pueblo donde crecí, había una construcción abandonada en el bosque a las afueras del pueblo. Servía como un almacén para la madera que recolectaban los leñadores. Sin embargo, hacía ya mucho tiempo que estaba abandonada la construcción, y la naturaleza la había reclamado casi por completo.
A pesar de que era muy difícil llegar hasta ahí, realmente valía la pena hacerlo. Los adolecentes la pasábamos muy bien, lejos de casa y lejos de nuestros padres.
Por alguna razón, nadie se aventuraba a las partes más obscuras del complejo, a las partes donde ningún rayo de luz llegaba. Alguna vez, mis amigos y yo platicamos al respecto, y como adolecentes irresponsables que éramos, decidimos aventuramos hacia lo profundo. Éramos curiosos, y queríamos lucir fregones. Fuimos hacia nuestras casas por “víveres” (papas fritas, cerveza y una linterna).
Nuestros compañeros decían que estábamos locos por aventurarnos hacia lo desconocido. Así que una vez que estábamos listos, avanzamos por los largos pasillos del complejo. Es interesante lo rápido que nuestros ojos se acostumbraron a la poca luz de la linterna.
Después de caminar por unos minutos, vimos unos pedazos de madera, y nos sentamos ahí a beber cerveza por un par de horas. Fue entonces, cuando uno de mis amigos vio unas escaleras que llevaban a un sótano. Nos empezamos a retar los unos con los otros para ver quien se atrevería ir primero.
Era muchísimo más tenebroso ahí abajo. Bebimos más cerveza y bromeamos otro poco. Mientras caminaba por el lugar, encontré una entrada barricada con tablones de Madera, puestas en una posición muy extraña.
Era un poco raro: a pesar de que parecía que iba hacia abajo, probablemente al mismo sótano que habíamos visto anteriormente, se sentía un extraño aire helado que provenía de ese lugar. A Mis amigos no le importo nada. Pese a mis reclamos, quitaron los tablones de madera y bajaron por las escaleras.
Después de bajar por las escaleras, llegamos a un cuarto enorme, donde la luz de las lámparas se perdía por completo. El piso estaba encharcado completamente y de el, provenía un hedor extraño, como a cuerpos pudriéndose. La sensación enrarecida que tenía, pronto se convirtió en paranoia. Juro que escuchaba los susurros de una joven en mi oído. No pude soportarlo y corrí rápidamente hacia la parte de arriba, dejando a mis amigos atrás.
Mientras subía, escuche el grito escalofriante de una joven mujer: “Auxiliooooooooo”. En ese momento, mi linterna dejo de funcionar. Corrí como el carajo para escapar de aquel lugar, con miedo que me helaba la sangre. Tropecé tres veces mientras corría como un loco a la salida. Tenía demasiado miedo, pero al fin encontré escapar.
A la mañana siguiente, busque a mis amigos. Nadie los había visto desde la noche anterior. La policía comenzó una investigación en ese lugar, pero no encontraron a nadie. Ni un cuerpo, ni sus ropas, nada.
Era como si se hubiesen desvanecido. Años después, tiraron el lugar. En el centro de la estructura, cerca del sótano, encontraron la osamenta de lo que parecía una mujer de baja estatura. Parecía que alguien la había encerrado en ese lugar y la hubiesen dejado morir sola y olvidada. Y a la fecha… Nadie sabe nada de mis amigos.
Vía: Cazovejanegra.wordpress
Vía: Cazovejanegra.wordpress