La noticia trascendió por los medios locales durante algún tiempo y luego cesaron inesperadamente.
Historias del Rastrillo en el tiempo
Existen algunas historias sobre The Rake a lo largo de la historia, muchas de ellas con escasa información y la mayoría poco creibles.
Una historia que data del año 1800; En éste caso, un marinero cuyo barco se adentraba a las profundas aguas del pacífico habría dejado en las anotaciones de sus viajes, la descripción de una horrible criatura humanoide de piel rugosa y aceitosa que se le presentaba de noche en la soledad de su camarote y sin hablar con él lo induce a abandonar el curso que lleva su barco y volver a Inglaterra.
"Vino a mí en sueño. Desde los pies de mi cama sentí una sensación. Se llevó todo. Tenemos que volver a Inglaterra. No vamos a volver aquí otra vez, él lo ha pedido."
Una entrada de diario (traducida del español): 1912
"Tengo la experiencia del mayor terror. He experimentado el mayor terror. Veo sus ojos cuando cierro los míos. Son huecos. Negros. Me miraron y me atravesaron. Sus manos mojadas. No puedo dormir. Su voz... (texto ininteligible). "
"Mientras me preparo para tomar mi vida, siento que es necesario disipar cualquier sentimiento de culpa o dolor que he introducido a través de este acto. No es culpa de nadie más que de él. Una vez me desperté y sentí su presencia. Otra vez que me desperté y vi su forma. Otra vez me desperté y escuché su voz, y vi sus ojos. No puedo dormir sin que me aterre lo que podría pasar la próxima vez al despertar. No puedo despertar nunca más. Adiós. "
Encontrada en la misma caja de madera donde había dos sobres vacíos dirigidos a William y Rose, y una carta suelta personal sin sobre:
Durante el transcurso del año 2006, ocurrió seguramente el más famoso avistamiento del Rake, también en Estados Unidos. A continuación se transcribe la historia:
“Hace tres años, acababa de regresar de un viaje a las Cataratas del Niágara con mi familia por el 4 de julio. Estábamos exhaustos luego de conducir todo el día, así que mi esposo y yo pusimos a los niños en la cama y nos fuimos a dormir.
A las 4 de la mañana me desperté pensando que mi esposo había ido al baño. Aproveché para jalar las sábanas, y sin querer lo desperté. Me disculpé y le dije que pensé que se había levantado de la cama. Cuando me vio, suspiró y retiró sus pies de la orilla de la cama tan rápido que su rodilla casi me tiró. Me agarró y no dijo nada.
Luego de ajustar mi vista a la oscuridad por medio segundo, fui capaz de distinguir lo que causó aquella reacción. Al pie de la cama, sentado y viéndonos, había lo que pensé que era un hombre desnudo, o un gran perro sin pelo de algún tipo.
Su posición era perturbadora y no natural, como si hubiese sido golpeado por un automóvil o algo así. Por alguna razón, no me dio miedo, pero me
preocupó su condición. En este momento, estaba bajo la asunción de que debíamos ayudarlo.
Mi esposo estaba viendo sobre su brazo y la rodilla, doblado en posición fetal, ocasionalmente viéndome antes de seguir viendo a la criatura. En un movimiento veloz, la criatura rodó al lado de la cama, y se arrastró rápido en una posición similar a la de un cojo a lo largo de la cama hasta que estuvo a poco menos de 30 cm. del rostro de mi esposo.
La criatura estuvo silenciosa por 30 segundos, viendo solo a mi esposo. La criatura entonces puso una mano en su rodilla y corrió al pasillo, en dirección a los cuartos de los niños.
Grité y corrí para encender la luz, intentando detenerlo antes de que hiriera a mis hijos. Cuando llegué al pasillo, la luz del cuarto era suficiente como para verlo agachado y jorobado a unos 6 metros a la distancia. Volteó lentamente y me miró, cubierto de sangre. Encendí la luz y vi a mi hija, Clara.
La criatura corrió por las escaleras mientras mi esposo y yo corríamos para ayudar a nuestra hija. Estaba muy lastimada y habló solo una vez más en su corta vida. Dijo “Él es el Rastrillo”.
Mi esposo chocó su auto esa noche, mientras intentaba llevar a nuestra hija al hospital. No sobrevivieron. Como vivíamos en una ciudad pequeña, la noticia corrió como pólvora. La policía ayudó un poco al principio, y el diario local tomó mucho interés en ello. Como sea, la historia jamás fue publicada, y la nota en las noticias locales nunca tuvo seguimiento.
Desde hace varios meses, mi hijo Justin y yo nos alojamos en un hotel cerca de la casa de mis padres. Después decidimos volver a casa, empecé a buscar respuestas a mí misma.
Finalmente he localizado un hombre en un pueblo vecino que tenía una historia similar. Nos pusimos en contacto y empezamos a hablar de nuestras experiencias. Sabía de otras dos personas en Nueva York que habían visto a la criatura que ahora se conoce como el Rastrillo.
Hubo, sin embargo, muchos casos en que la criatura realizaba una serie de visitas a la misma persona. Esto fue atestiguado por un grupo de personas incluida mi hija.
He colocado un grabador cerca de la cama y lo he dejado correr toda la noche durante dos semanas. En el primer día de la tercera semana, me pareció oír algo diferente. Lo que encontré fue una voz chillona. Era el Rastrillo.
No lo he escuchado el tiempo suficiente para empezar a transcribirlo. No he dejado que nadie la escuche todavía. Todo lo que sé es que lo he oído antes, y ahora creo que habló cuando estaba sentado frente a mi esposo. Yo no recuerdo haber escuchado nada en ese momento, pero por alguna razón, la voz en la grabadora inmediatamente me lleva de vuelta a ese momento.
Los pensamientos que deben haber pasado por la cabeza de mi hija me pone muy molesta No he visto a el Rastrillo desde que arruinó mi vida, pero sé que él ha estado en mi habitación mientras yo dormía. Me conoce y temo que una noche me despertaré para verlo mirándome. " --Anónimo.